Era algo absolutamente imposible. Yuna, que no le hacía daño ni a una mosca, que viniera mi hermano y me dijera que era una asesina. No me cabía en la cabeza. Aquello era mayor a mi capacidad de entendimiento.
-Dime que bromeas.- supliqué.
-Lo dimos en clase de Historia el año pasado. La señorita Vangela la admira un montón. Es algo así como una diosa para ella. No me sorprendería que la diera este año también.- dijo encogiendose de hombros. Por una razón inexplicable, me puse tensa. Delante de mí ya no estaba hablando mi hermano, sino un hombre mayor con una barba hasta la altura del ombligo. Era menudo, más que nada porque andaba encorvado y apoyándose en un bastón. Nos miramos de igual forma: con hastío. Después de un rato, observandonos, la verdad, aquel hombre no me inspiraba demasiada confianza, el hombre se hizo a un lado, mostrándome la nueva estancia en la que me encontraba. Las paredes eran color crema y se había reducido notablemente el espacio que ocupaban. Oí unas risas provenientes de una esquina, donde se encontraban sentados en un sofá un chico y dos chicas. Debía de ser por los años 60 o 70, a juzgar por la música que comenzó a sonar, que no era precisamente moderna, al igual que la ropa que llevaban los tres adolescentes. Una de las chicas tenía apoyada la espalda en el respaldo del sofá con las piernas cruzadas. El chico, por el contrario, se apoyaba en el brazo del sofá, quedando sentado con las piernas estiradas y abiertas. Entre ellas se encontraba la otra chica. Al chico lo reconocí al instante, igual me pasó con la chica que se encontraba sola en el sofá con las piernas cruzadas y comiendo helado de chocolate del bote a cucharadas.
-¿Qué desesperada toma helado durante una crisis amorosa?- se burló el chico.
-Yo- dijo mientras engullía el helado.- Además no es una crisis cualquiera. Tú- añadió señalando con la cuchara a su amiga.- estarías haciendo lo mismo si estuvieras en mi lugar. ¿Serías tan buena amiga de traerme otra tarrina?- dijo fingiendo una sonrisa.
-¿Tarrina? Pero si eso es un bote como los de granizados de leche y limón que compraba mi abuela.- intervino el chico.- Vangela, no le hagas ni caso, se le acabará congelando el cerebro, si es que se le puede congelar más.- se burló. Mi madre lo miró mal.
-Tú cállate, que ni siquiera sabes lo que pasa.- le ordenó.
-Por Dios que susceptible.- susurró poniendo los ojos en blanco.
-Carlos, cariño, déjala que en verdad ni yo me creo lo que le pasa.- lo relajó la que se debía de suponer que era Vangela. Si tenía alguna duda sobre si eran más que amigos, ese comentario las había disipado al instante.
-Pero, a ver, amor, esta mañana, Lia estaba tan contenta y feliz que saltaba más que una cabra montesa y ahora, está hecha mierda.- dijo con sarcasmo. Mi madre se llamaba Katlia, pero todos la llamaban Lia.
-Ahí es donde podrías irte tú, guapo.- gritó enfadada y poniéndose de pie, se marchó de la sala, dejando a Vangela y a Carlos con una inconfundible mueca de confusión en el rostro. En ese momento, sus rostros, sus cuerpos y la escena en su conjunto comenzaron a distorsionarse, volviendo a la actualidad. Mi hermano seguía hablando, sin saber, o tal vez ignorando, lo que acababa de vivir. Sacudí la cabeza casi imperceptiblemente para librarme de aquellos pensamientos y concentrarme en los chismes de Hayden. No sabía lo que decía, pero tampoco me importaba demasiado. Giré sobre mis talones y salí de la estancia. Fuera todavia estaban James y Carlos. Mirando a este último, dije con firmeza.
-Lo sé todo.- Carlos repitió aquella mueca que ví segundos antes, aunque esta vez se le añadía un tipo de asombro y sorpresa.
-¿Como que todo? ¿De que hablas, chiflada?- preguntó con brusquedad, dándome a entender que ya sabía por donde iba.
-¿Quieres que lo diga delante de tus amigos?- le repliqué. Frunció los labios, como reprimiendo sus ganas de golpearme, únicamente me cogió por el codo y tiró de mí.
-¿Quien te lo ha dicho?
-A ver si te suena…¿Lia McConaughey?- abrió mucho los ojos para después fruncir el ceño.
-¿De que la conoces?
-Espera que piense…hum… ¡la conozco porque fue ella la que me parió! ¡Ella es mi madre!
-¡¿ Al final se casó con el imbécil de Jeff?!
-¡¿Qué dices?! Mi padre se llama Julien.
-¿Te tuvo con Julien? Pero si él murió a los quince años por tuberculosis.
-No estamos aquí para hablar de mí o de mis padres, estamos aquí para hablar de ti.- le grité. Que poca paciencia teníamos el uno con el otro.- ¿Se puede saber que co** eres? Los únicos inmortales son los zombies y los vampiros, aunque está claro que muy zombie no eres.
-Si que estás mal informada.- farfulló.- Existe una tercera, que es a la que pertenezco. Se llama Danfys Reference.
-¿Danfys Reference? Creí que no quedaba nadie.
-Lo que pasa es que nos tenemos que ir escondiendo y camuflando entre los humanos gracias a vosotros, los lobos.- me miró mal y yo estaba atónita.- Estuve en la fiesta de anoche. Es fácil esconderse tras una máscara y fingir que eres otra persona. Decían que tenían nuevo líder, pero no les creí y decidí comprobarlo por mis propios ojos. ¡Que sorpresa la mía cuando te ví aparecer como la nueva monarca! ¡Las cosas seguro que cambian!- dijo lo último con sorna. Hice una mueca como que me había hecho gracia.
-Mi intención es cambiar las cosas, por si no lo sabías.- recalqué.
-Todos sois iguales. Hacéis promesas para ganaros al pueblo para luego hacer todo lo contrario a lo prometido.- contraatacó.
-¿Tú que sabrás? No te controlas ni a ti mismo, ¿que pretendes, eh? ¿Ponerte tú al mando, enserio?
-¿Tú crees estar preparada?- aquella pregunta, hecha de voz en grito, me sobrevino como un martillazo. No supe contestar, porque ¿realmente estaba preparada? No lo sabía. Opté por cambiar de tema.
-Sé lo que tuviste con Vangela hace unos cuantos años. Siento curiosidad, ¿como reaccionó al ver que eras alumno suyo?- lo sé, era muy cruel por mi parte todo aquello, pero no me gustaba el tocar el tema de mi reinado y, en mi opinión, esa era la única manera de esquivarlo. Esta vez quien no habló fue él.
-¿A eso te referías con todo?- dijo burlón.
-En parte si, me refería a eso…
-Entonces no sabes ni una cuarta parte.- interrumpió. Me acerqué mucho a él, a un beso de distancia y le susurré.
-Pero ten por seguro que lo averiguaré.- dí media vuelta y salí de allí, dejándolo con la palabra en la boca.
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Hello!!!! Aquí de nuevo! Espero que este capítulo, al igual que todos los hechos y por hacer, os haya gustado. Dejé mi correo pensando que me lo ibais a petar a mensajes, pero no, no he recibido ni un mensaje vuestro. Eso en parte me alivia y en parte me preocupa. Me alivia porque no me veía capaz de contestar a lo mejor a todos. Me preocupa porque me hace pensar que no os gusta la nove o no la leéis. Bueno, no pasa nada. La seguiré escribiendo igualmente. Mrs. Tomlison, gracias por todo y este capítulo va dedicado a ti. A cuidarse!!! <3<3<3<3
jueves, 4 de julio de 2013
Más Peligroso Que Un Daltónico En Un Cruce De Semáforos
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