miércoles, 15 de mayo de 2013

Dichosa Fiesta 2/2

Solo habia uno sin hacer nada, Jeremías. Él solo me miraba con una sonrisa pícara desde donde estaba. Poco a poco se acercó a mí. Cuando paró, quedó a menos de medio metro de mí. Sonreía con malicia, como si fuera la bruja malvada del cuento.
-La fiesta podría haber durado un poco más, pero tú lo has querido así. Tampoco habría durado mucho más, tal vez un par de horas como mucho.- dijo cuando retomó su marcha.
-Yo no he querido nada, ha sido todo voluntad tuya. Cúlpame si quieres, pero por esa razón no dejarás de ser el culpable.- acusé.
-¿Me tomas por tonto? ¿Te crees que no lo sé? ¡Pues claro! Y por eso mismo te hago esto. Para que sufras. Y porque, aunque lo intentes disimular, eres débil, muy débil.- dijo lentamente lo último que dijo, como si la saboreara. Sabía que esa palabra me dolía, me hacía sufrir, porque era lo que yo me consideraba hasta que murió mamá. Murió porque él la había matado.
-Bromeas, ¿no? Yo tengo de débil lo que tú de inteligencia. Tu coeficiente intelectual está bajo cero y tu nivel de cobardía supera cualquier marca, es decir, eres el hombre más cobarde que ha pisado esta tierra.- no tenía intenciones de mostrarle el golpe que me había dado sin ponerme una mano encima. Su sonrisa se esfumó totalmente de su rostro, como si nunca hubiera sonreído en su vida. Eso hizo que un escalofrío me recorriera toda la columna vertebral.
-Tú no sabes muchas cosas, Sarah. Yo llegué a enamorarme de ti. Llegué a amarte.- confesó lo que a mí me parecía una mentira. Parecía desesperado.- Pero ahora las cosas han cambiado. Ahora necesito matarte si quiero conquistar el corazón de aquella que me lo robó.
-¡Nunca me quisiste, Jeremías, nunca! ¡Desde el principio quisiste matarme! ¡Por Dios santo, Jeremías, lo sé todo, no necesito que me expliques nada! ¡Puedo vivir sin ti y sin tus explicaciones! ¡Nunca te amé y me doy cuenta ahora! ¿Sabes por qué? Porque gracias a ti volví a encontrarme con Nataniel y me dí cuenta de que siempre lo he amado y lo sigo amando.
-Nadie sabe lo que va ha salir de ese vientre.
-Y eso me da exactamente igual. Es mi hijo y lo criaré como tal.
-¿Quien te ha dicho a ti que vas a estar viva para ello? Posiblemente mueras ahora mismo o, si te escapas y llegas a tener ese hijo, morireis los dos.- una sonrisa volvió aparecer en sus labios. Nos quedamos en silencio, sólo se oía el entrechocar de espadas. Jeremías me miraba con maldad y yo queriendo fusilarlo ahí mismo- Es curioso.- rompió el incómodo silencio que se había formado entre nosotros.- Yo también voy a ser padre. Sólo que yo tengo los veinte y tu antes de cumplir los diecisiete, ya serás madre. Y justamente es de la mujer de la que estoy enamorado. Pero ella no me dejará ver a mi hijo a no ser que te borre del mapa. Así que te necesito muerta si o si.
-Resulta que yo no quiero estar muerta, que pena, ¿no?- dije con tono burlón. El frunció el entrecejo.
-No es cuestión de lo que tú quieras, es cuestión de lo que yo quiera.- remarcó el "yo".
-Mi vida es mía.
-Pero yo decido si terminar con ella.- contraatacó rápidamente. Su expresión era dura, pero en sus ojos se podía vislumbrar otro sentimiento contradictorio. Todavía me miraba como si siguieramos juntos. Me miraba con aquellos ojitos de amor que tanto me gustaban. Me sentía protegida y feliz. Una avalancha de sentimientos recorrieron mi cuerpo. Esos tres últimos años había echado mucho en falta aquella mirada. Me entraron ganas de llorar, pero no quería que él me viera así.
-¿Estaremos aquí hasta que Christien y tú rompais aguas?- ¿Christien? ¿Había dicho Christien? ¿No era su prima? Bajé la vista, mirando el suelo.
-Lo estoy pasando mal, Jeremías. De verdad. Mi padre está muerto, mi madre está muerta, ayer descubrí que tenía un hermano, que no es más que escoria; el embarazo va más rápido de lo que tendría que ir. Estoy lejos de Nataniel, no sé ni dónde estoy ahora mismo. No me puedo quejar de los cuidados a los que me somete Tobías, pero me siento como una extraña en mi propia casa.- lo miré con los ojos cristalizados. En los suyos había piedad.
-¿Tienes un hermano?- preguntó secamente.
-Si. A lo mejor no te informaron de ello y supongo que también querrás matarlo a él
-No lo mataré, no me lo han mandado a mí.- su tono era indiferente.
-¿Te importo?- pregunté con un atisbo de esperanza.
-Me importas lo suficiente como para creer que no mereces morir.- ¿eso era una confesión? Si lo era, contradecia totalmente lo que quería hacer.
-Entonces déjame desaparecer. Habré muerto para ti, para Christien, para todos, pero no me mates. Quiero saber que se siente al dar a luz, al tenerlo entre mis brazos, al oír sus primeras palabras o ver que da sus primeros pasos. El amor que se siente, que es superior a cualquier otro. Por favor, Jeremías, si todavía alberga en lo más hondo de tu corazón ese amor que tanto me diste, perdóname la vida, por favor.- supliqué. Él negó con la cabeza.
-No puedo, Sarah. Créeme que me gustaría, pero no puedo. Pondría en duda mi reputación y si se enterase alguien sería hombre muerto. De todas formas, si no lo hago yo, lo hará otro. En el distrito le han puesto precio a tu cabeza, literalmente. Creen que eres peligrosa, aunque yo sé que no harías daño ni ha una mosca.- sentenció.
-¿No queda nada de aquel amor?- pregunté con la voz casi rota, a punto de estallar en llanto. Noté una lágrima resbalar por mi mejilla. ¡Mierda! Estaba llorando delante de él, a sabiendas que no por ello iba a cambiar de decisión. Me la seque rápida, pero también torpemente. Serené el semblante y todo se cobró de un matiz distinto. No volvería a suplicar, ¿desde cuando hacía yo eso? Era de rastreros y cobardes. No, había que enfrentarse. En otro tiempo había querido aquello, la muerte, y ahora que podía tener lo que había anelado desde que murió papá no lo iba desperdiciar. A lo mejor se echaba atrás si veía que no tenía miedo y estaba decidida.- Matame si eso es lo que quieres, Jeremías. No voy a poner resistencia. Ahora bien, como toques a mi hermano, juro que quedarás maldito y las auras y las almas más malignas de todos los tiempos se volverán contra ti.- Jeremías se acercó peligrosamente a mí…
------------------------------------------------------------------
Hola, chicas! Como van? Espero que bien al igual que yo. Espero también que les hayan gustado este capítulo y decir que está semana haré un maratón de cinco capítulos, uno cada día.
Besos ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario