[Luna llena, negra noche
Noche de lobos
¿Lo oyes allá a lo lejos?
Procede del bosque
De las montañas
Se esconde entre los tejos
Tras el velo de la noche
El prado repleto de cabañas
Curiosos de naturaleza
Curiosos por naturaleza
Aullidos
Aullidos de lobos y lobeznos
Chirridos
Chirridos de las víctimas curiosas
Lobos, seres de la oscuridad
Reyes de las noches
Hoy la luna resplandece bella
Hoy luna llena, noche de lobos.
Gigy Martí]
Se acercó peligrosamente a mí. Agachó su cabeza, tanto que nuestras frentes chocaron. Pude sentir su respiración chocar contra mis labios. Un brazo suyo me rodeó la cintura. Cerré los ojos.
-Quiero que me sigas el juego, ¿está claro?- susurró. Asentí. El brazo que le quedó libre lo acercó a mi cadera. En vez de sentir su mano sobre mí, noté una superficie fría, que era imposible que aquello estuviera vivo. Pero no dije nada. Aquello me apretó más y más, hasta hacerme un corte. Abrí los ojos cuando sentí la sangre correr por mi pierna. La vista se me distorsionó. Jeremías parecía cada vez más lejano. Estaba cayendo.
-Hijo de perra.- mascullé. Después todo se hizo oscuro. No recuerdo nada de lo que ocurrió después, tal vez porque estaba inconsciente, pero tampoco recuerdo el sueño. Al despertar, la luz del sol me hirió los ojos, por lo que me puse una mano delante, mientras me incorporaba. Unas pesadas cortinas estaban corridas y aún así la luz las transpasabas. Me asusté cuando ví a Tobías sentado en una silla a los pies de la cama. Los codos los apoyaba en las rodillas, echando la parte superior de su cuerpo para adelante.
-Al fin despertaste, bella durmiente.- susurró con una sonrisa. A cualquier otra chica le habría arrancado una risita nerviosa y un sonrojo. Incluso a mí antes, pero no ahora.
-¿Qué…qué ha pasado?- pregunté lentamente, me costaba articular las palabras. Tobías se levantó de la silla, para sentarse muy cerca de mí. Me acarició la mejilla con el pulgar.
-Perdiste mucha sangre. Afortunadamente no perdiste al bebé.- explicó con una sonrisa tierna. Y añadió.- El chico con el que hablabas, Jeremías, logré escuchar, huyó enseguida y te dejó tirada en el suelo. Tenías un corte bastante profundo en la parte derecha cadera. ¿Te lo hizo él?
-Si- suspiré.- Y todos los cazadores me han dado por muerta. Gracias a él y a este maldito corte en la cadera.
-Bueno, al menos estás viva, es decir, estáis vivos, tú y el niño.- sonrió.
-Te corrijo, los niños.- se anunció un peculiar personajillo. Era menudo, con el pelo largo hasta los hombros, ondulado y de un color azul que nunca había visto. Sus ojos eran grandes y negros, sus orejas largas y acabadas en punta. Iba vestidos con un esmoquin de chaqueta y pantalones color tierra y una camisa beige. Para mi sorpresa, iba descalzo. Tobías lo miró y se levantó a modo de respeto.
-Sarah, quiero presentarte a Durman, es un elfo, aunque es obvio. Él es quien nos, bueno, te puede ayudar con todo este tema del embarazo. Durman, ¿cómo que los niños?
-Esta no es la primera vez que se da este caso. Hace unos cuantos siglos, se conoció un caso similar. Lo que ocurrió fue que con el paso del tiempo se fue olvidando y la nueva estirpe desapareció a la tercera generación. Dije los niños, ya que no va uno, van dos: varón y hembra.
-¡Oiga! Puede decir hombre y mujer, chico y chica, pero varón y hembra suena como a… animal, un ser antiguo o anticuado.- reproché.
-Pues es una chica y un chico, si quieres que sea más moderno.- dijo con tono burlón.
-¿Son gemelos?- preguntó Tobías por mí.
-O mellizos, la cuestión es que vienen dos de distinto sexo, lo demás da igual, ¿no?- respondió el elfo.
-Tiene razón, Tobías.- levanté.- ¿Qué más dará?
-Tu hermano y tú sois gemelos, ¿me equivoco?- dudó Durman.
-No, no se equivoca, somos gemelos.
-Pues lo más probable es que salgan gemelos, pero tampoco prometo nada. Hay tanto un 50% de que toque gemelos que mellizos, pero un 100% de que sean de sexo opuesto.- explicó.
-Pues bien.- dije. Se hizo silencio. Al intentar ponerme en pie, me tiró la herida, ya casi cicatrizada gracias a los puntos que me dieron cuando estaba inconsciente, por lo que no lo noté. Hice una mueca de dolor y al instante Tobías estaba cogiendome en brazos como si fuera yo una princesa. Bueno lo soy, pero no me gusta demostrarlo. Me bajó hasta el comedor, donde la comida ya estaba en la mesa y servida. Durman se frotó las manos. Y con razón. Había una gran variedad de delicias: tostadas con arándanos, exquisiteces exóticas de mango, queso brie con una fina capa de orégano y otras hierbas, etc, etc. La comida transcurrió en un profundo silencio que nadie se atrevió a romper.
-------------------------------------------------
Hello! Ya estoy de vuelta. Adivinan donde escribí parte del capítulo? En el lugar que más odio: el hospital. Si, ha mi hermana le tuvieron que enyesar del pie hasta casi la rodilla :( casi tres horas en el hospital, Dios que agobio! Al menos había un chico guapo de unos quince años que también tenía la pierna o el pie roto jijiji pero eso sólo ha sido durante media hora. Bueno, media hora que he estado entretenida sin pensar donde me encontraba. Aquí les estoy quitando yo tiempo de sus vidas contando la mía. Bueno, espero que les haya gustado el capítulo, creo que ha sido un poco corto, pero pronto subiré otro ;P
A lot kisses
No hay comentarios:
Publicar un comentario