-Tenemos que ir al médico. Esta es la quinta vez que has vomitado esta mañana.- me dijo preocupado Nataniel.
-No hace...- protesté.
-Si, si hace falta.- me interrumpió mi amiga.- Estoy cansada de ver como vomitas hasta lo que no has comido. Iremos aunque te tengamos que llevar a rastras.
-Pero...
-Pero, pero, pero, ¿que más te da? Solo será un momento.- dijo Yuna poniendo los ojos en blanco.
-Es que no quiero pasar el poco tiempo que me queda con vosotros encerrada en una habitación gris y sin vida.
-¿De que hablas?- preguntaron Yuna y Natasha a la vez.
-Vino Tobias hace unas horas y se puso echo una fiera. Dijo que en tres días vendría a por Sarah.- contestó por mí Nataniel.
-Iremos de todas formas. Cuanto antes mejor.- un escalofrio me recorrió el cuerpo, haciendo que me encogiera. Unos brazos musculosos me rodearon el cuerpo. Miré a Nataniel, agradecida.
-Aunque estemos a tan alta temperatura, tú tienes frio.
-Sé que estarás tú para calentarme.- me agarré de él por la cintura.
-¿Nos vamos ya, pareja?- instó Natasha.
-Claro, vamonos.- contestó él. Cogió una cazadora beige oscuro y me la pasó por los hombros.
-Espera.- dije. Corrí al baño y volví a vomitar, esta vez menos cantidad, casi todo era agua.
-Diganme, ¿que les ocurre?- preguntó el médico cuando entramos a la consulta Nataniel y yo.
-Bueno, es que llevo todo el día vomitando.-expliqué.
-¿Desde que hora?- me interrumpió.
-No sé, desde muy temprano.- titubeé.
-Las ocho y media.- respondió seguro mi acompañante.
-Ocho y media.- repitió.- ¿Como te sientes despúes?
-¿Como cree que me deberia sentir? Extrañamente cansada.- repetia cada palabra que le decia, tecleandolas en el ordenador.
-¿Se sigue sintiendo así?- volvió a preguntar. Asentí con firmeza.- Vale, entonces le tengo que hacer un análisis.
-¿Un análisis?- preguntó Nataniel.- ¿Para que?
-Quiero confirmar una sospecha. No le diré nada hasta el resultado de esos análisis.
-¿Cuanto pueden tardar los resultados?- pregunté.
-Poco, muy poco. Solo diez minutos o puede que menos.
-Empecemos, cuanto antes mejor.- asentí. Me pasó a una sala a parte, más pequeña. Me ofreció asiento y se sentó enfrente de mí. Cogió un tubo muy fino que se conectaba con un pequeño bidón. En la punta colocó una aguja, la cual me clavó momentos después en el brazo. Salí de aquella sala en cuanto me invitó a irme. Nataniel, que se habia quedado fuera, me miró interrogante.
-Tengo ya los resultados.- sentenció el médico al cabo de unos minutos.- Los análisis dicen que- abrió el sobre. Me miró y volvió su vista a los resultados.- mis sospechas se han confirmado: señorita, usted está embarazada.
-¡¡¡¿¿¿QUÉ???!!!- grité.- ¿Quiere decirme usted como me puedo quedar embarazada siendo virgen?
-¿Cree usted en los milagros?- preguntó tranquila. Me lo pensé dos veces antes de responder.
-Puede.- respondí mas tranquila.- Mi respuesta no es positiva, pero tampoco negativa. Pero eso de concevir siendo virgen, ¿no le parece un poco imposible?
-Si usted es católica, sabrá que María concevió a Jesucristo siendo virgen.
-Ya, pero no se ha comprobado científicamente.- contradije.
-Eso demuestra su fe.- se puso en plan sabio.- Cierto que la ciencia no ha sabido demostrar este echo, pero con los avances de ahora, no me extraña.
-¿Podria decirnos a que se refiere?- intervino Nataniel.
-Claro, joven. Mire, actualmente está la inseminación artificial, donde una mujer puede concevir siendo virgen, teniendo o sin tener pareja. Lo que me es un poco...extraño es que siendo tan joven quiera someter su vida a este sacrificio.- explicó.
-Es que yo no me he querido someter a ningún tipo de sacrificio.- resoplé.- ¿Que haré con este niño?
-Puede abortar.- miré mal al doctor.- O puede darlo en adopción.- añadió.
-O puedemos quedarnoslo.- sugirió Nataniel.- En dos días te vas con Tobias, pero podrías criarlo como cualquier ser...humano.
-Él no va a ser humano.- dije.- Siendo yo lobo, ¿como piensas que sea normal?
-¿Pero que dices?¿Se te ha subido el embarazo y te hace delirar?- intentó disimular.
-Nataniel- él me miró.- Ya lo sabe. Es mas, es uno de los nuestros.
-¿Eh?- hizó una mueca sin entender.
-Es un hombre lobo, muy amigo de mi padre. Conoce a Tobias.- expliqué.
-No es de fiar.- añadió.
-No me fio de él ni un pelo, doctor.
-Hace bien, Sarah. No me gustaria que te hiciera nada. En cuanto al bebé, no abortes, ni lo des en adopción. Quédatelo. Críalo. Haz de él un gran guerrero.- tragué saliva.- Haz que tu padre esté orgulloso de ese niño.- me apretó el puño.
-Lo haré.-lo miré a los ojos.- Doctor, ¿Tobias le, le hará daño?- tartamudeé. El médico bajó la vista y respondió.
-Para serte franco, no lo sé. A lo mejor lo acepta.- me miró.- Andate con cuidado.
-Lo haré.- repetí. Me levanté y los dos hombres me imitaron.- Adios, doctor. Vendré a verlo en cuanto me sea posible.
-Espero que sea pronto, Sarah. Ve con Dios.
-Y usted con su mujer.- Nataniel me miró raro en cuanto salimos.- Es un ángel. Literalmente.
-Eso lo explicaria todo.- llegamos a la sala de espera, donde estaban una mujer con un niño, un hombre mayor muy acatarrado y Natasha con Yuna.
-¿Que te han dicho?- preguntó Natasha preocupada.
-Cuando lleguemos al piso os lo cuento, ¿ok?- intenté esbozar una sonrisa, en lo que tan solo se quedó en una mueca rara.
-Vale, pero no es nada grave, ¿no?- volvió a preguntar.
-Eso lo sabrás cuando te lo diga.- respondí sin mucha convicción. Se notaba que cada vez Natasha estaba más nerviosa y tensa. Salimos del hospital. El coche estaba cerca., casi en la puerta del edificio. Me senté en uno de los asientos traseros, junto a Nataniel. El viaje fue silencioso. Llegamos al piso-apartamento y entramos. Nos sentamos en el sofá. Nos quedamos en silencio y esperamos a que alguno de nosotros rompiera ese silencio.
-Bueno ¿que te ha dicho?- preguntó Yuna.
-Pues...-titubeé. Miré a Nataniel.- el doctor me hizó unos análisis y el resultado dió que- tragué saliva y dí la gran noticia- estoy embarazada.
-¿Embarazada?- preguntaron a la vez las dos chicas.
-Si, embarazada.- respondió incómodo el chico.
-Pues no es tan malo.- se encogió de hombros.- Es bastante bueno. Puede que incluso Tobias deje que te quedes.
-No lo creo, pero hay que tener fe.- dijo Yuna.- Ser tía es lo mejor que hay.- se oyeronunos leves golpes en la puerta, que rápidamnete se convirtieron en fuertes porrazos.
-Sarah.- gritó alguien desde el otro lado.- ¡Sarah, abre la puerta ahora mismo!- volvió a gritar.
-Tobias.- susurré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario