Me levanté, corrí hacia la habitación de Nataniel y cerré la puerta. Me senté en la cama, apoyando la espalda en la pared, acercando las piernas al pecho y rodearnolas con los brazos. Estaba asustada. Al decirme el doctor que estaba embarazada, habia empezado a querer al bebé que crecia en mi interior. Queria a ese niño, no queria que Tobias me lo arrebatara. Bueno la verdad es que no me lo arrebataria, pero a lo mejor me obligaba a abortar, porque una cosa la tenia clara y era que no es su hijo. Tocaron levemente la puerta de la habitación y antes de que respondiera, asomó por la puerta la cabeza de Nataniel.
-Ya se ha ido. Puedes salir.- intentó tranquilizarme.
-¿Que queria?- pregunté.
-Jo*** supongo.- se encogió de hombros.
-No voy a salir. Volverá, ya veras.
-En ese caso.- se sentó junto a mí.- Me quedaré contigo.- estuvimos un rato largo en silencio hasta que decidí preguntarle aquello que tanto ansiaba saber.
-Nataniel.- él me miró.- Tú eres el padre, ¿no?- pregunté. Se quedó callado.
-No era mi intención dejarte embarazada.- respondió sin mirarme. Me acerqué a él, tomé su cara en mi manos y le obligue a que me mirara.
-Ahora no es eso lo que importa. Si me voy, tendré algo tuyo y mío que no ha pasado por otras manos, ni por fábricas. Sólo de nosotros dos.
-Ya, pero podríamos haber esperado. Además, ¿que saldrá? ¿Cómo tú? ¿Cómo yo? ¿Un vampiro? ¿Un medio lobo-vampiro?- se desesperó.
-Olvidas que yo soy eso último.- recordé con tono decepcionado. Dejé mis brazos caer sobre la cama.- ¿Eso es lo que te importa? No tendría porque preocuparte eso. Da igual. Si tú no lo quieres, yo si y voy a tenerlo.- lo miré con fiereza. Le dí la espalda, acostandome, y él se acostó a mi lado, pasandome un brazo por la cintura. Recordé que el día anterior había pasado lo mismo:
"Durante las compras decidimos hacer una tregua en la cual me quedé a solas con Nataniel. Él me cogió de la mano mientras paseabamos por el centro comercial. Después en casa, ya eran las ocho, también llegamos solos, porque Yuna y Natasha se habían ido a aparcamiento. Entonces, me dijo que lo sentía por mí no era un capricho de una noche, sino que me quería sinceramente. Antes de que me dijera algo más, llegaron las chicas con comida china y no llegó a terminar de decirme lo que quería. Después de cenar vimos una película. Me quedé dormida enseguida, a causa del agotamiento de ir con mis amigas de compras. Me llevó Nataniel a la habitación en brazos, lo noté por lo que no estaba tan dormida. Abrí los ojos para toparme con los verdes de él y su hermosa sonrisa. Me dí cuenta que siempre estaba sonriendo, con esa sonrisa que consigue enloquecerme.
-¿Qué me querías decir antes de que llegarán?- pregunté. Su sonrisa se hizo más grande.
-Sólo quería que supieras que siempre he querido besarte.- respondió.
-Pues bésame.- respondí.
-No quiero precipita…- le interrumpí dándole un beso apasionado. Paré cuando se me acabó el aire, bueno, y también porque él no me devolvía los besos. Estaba encima suyo.
-¿No te ha gustado?- pregunté jadeante, sin alejarme demasiado. Colocó una mano en mi mejilla y la acarició.
-No me lo esperaba de ti, sólo eso, aunque creo que si hago esto.- se iba acercando lentamente conforme lo decía.- Puedo demostrarte lo contrario.- de nuevo no hubo distancias entre nosotros. Él se colocó encima y empezó a besarme el cuello, lo que me hizo soltar un gemido. De golpe se paró y se sentó al borde de la cama.
-No puedo hacerlo.- dijo. Me incorporé sin moverme del sitio.
-¿Qué? ¿Cómo que no puedes?
-No eres igual a las demás chicas con las que me he acostado. No quiero hacer algo de lo que nos arrepintamos luego.- explicó sin mirarme.
-¿Desde cuando eso importa? Tú quieres y yo quiero. No veo el problema.- contradije.
-Eres especial.- simplificó.
-¿Sabes una cosa? Antes de que saliera con Jeremías y tú ser un mujeriego, yo te amaba, pero te veía tan lejano. "Nunca te creí más que un amigo" repetía mi cabeza, pero mi corazón… decía todo lo contrario. Pensaba que a ti te gustaba otra, Natasha a lo mejor. Pero, ¿sabes que es curioso? ¡Que nunca quise, ni quiero, ni querré a alguien que no seas tú! Mi corazón, ¿sabes como se aceleró cuando me dijiste que podíamos compartir cama? ¿O simplemente cuando llegamos aquí y te vi y me hablaste? Creí que todo era un sueño del que despertaría tarde o temprano. Besarte ha sido lo mejor que me ha pasado en tres años.- le grité. Los ojos se me humedecieron, aunque no llegué a llorar, pero él seguía dándome la espalda.- Te amo, Nataniel Fox. Muchos dicen que no te merecen ni una de mis lágrimas, pero yo creo que te las mereces todas- dije muy bajito, con la voz quebrada. Me volví a acostar y cerré los ojos con fuerza, intentando evitar con todas mis fuerzas llorar delante de él. No por orgullo, sino porque no quería que supiera lo mucho que había llorado por ÉL. Al cabo de un momento, noté como se acostaba a mi lado y pasaba un brazo por mi cintura.
-No sabía nada de eso, Sarah- me susurró al oído. Me recorrió un escalofrío por la columna.- Me hice mujeriego para olvidarte. Yo también te veía fuera de mi alcance.- su confesión fue… como explicarlo, increíble. No llegaba a tragármelo. ¿Nos deseábamos y no sabíamos nada de los sentimientos del otro? No creo en el destino, pero si en las casualidades. Silencio más largo de lo que me hubiera gustado. Suspiró y añadió.- Hagámoslo.- me volví hacía él.
-Lo siento, pero me has cortado el rollo. Ahora se me han pasado las ganas de perder la virginidad.- sonó serio, pero su sonrisa volvió a aparecer.
-No podrás resistirte a mis encantos. Y aunque te resistas, no servirá de nada.
-Eres un creído, ¿lo sabías? Además, ¿que vas a hacerme? ¿Violarme si me resisto?- le seduje acercandome un poco más.
-Si es necesario, ni lo dudes.
-Y pensar que te amo.- puse los ojos en blanco. Me besó de nuevo. Me pilló desprevenida.
-Eso no vale.- dije con tono de fingido enfado mientras me apartaba.
-¿El que? Yo no he visto trampas.- dijo pícaro.
-Deberías ir a la cárcel.- mis ojos se toparon con los suyos verdes. Expresaban desconcierto.- ¡Me acabas de robar! ¡Un beso!- una melodiosa carcajada retumbó en mi cabeza.
-Y te seguiré robando.
-Entonces tendrás cadena perpetua.- bromeé. Volvió a reír, ésta vez en mi compañía.
-Te amo.- me dijo.
-No más que yo, Nataniel.- contraataqué.
-Y como vea esos ojos llorar por alguien.- añadió.- No dudes que le partiré la cara como si fuera un espejo, en mil pedazos, ¿lo entiendes?- asentí.-No dejaré que nadie te haga daño, nadie. Te protegeré a consta de mi vida y ¿sabes por qué?- negué.- Porque tú eres mía. Mi amor, mi esperanza mi consuelo, mi vida, mi todo, Sarah, lo eres todo para mí. Tú has oído la adicción a algo, supongo. Pues yo tendría que ir a un centro de desintoxicación de lo adicto que soy a ti.- sus palabras se me quedaron grabadas con fuego en mi mente y con eso me dormí definitivamente."
Lo que no me imaginaba yo era que al despertar me iba a tener que ir directa al baño para vomitar, ni que minutos después llegara Tobías para exigirme ir a dondequiera que fuera, argumentando que había llegado tarde porque mi "ex-novio" le había cortado con la Estaca. Como me arrepiento de haber salido con ese tipo y de haber caído como una estúpida en sus redes. Ahora estaba al lado de el chico que ame toda mi vida, en la misma cama, con un engendro nuestro en mis entrañas. Nunca me había sentido tan plena.
-La verdad, no recuerdo que me dijeras nada de que eres un vampiro, ni como se ha podido crear ese niño.- me dijo.
-Simplemente, soy vampiro y lobo, y en cuanto al otro tema, no tengo ni la más remota idea, Nataniel. Sé lo mismo que tú: que es un bebé que ha venido, va ha venir y que es nuestro, sólo nuestro.- opiné sin mirarlo, dándole la espalda.
-Os quiero a ti y a mi hijo.- respondió antes de que me durmiera. Empezaba a detestar eso de decirme las cosas más importantes segundos antes de que me quedara sopa. Normalmente, no me acordaba de esas cosas que me decía antes de dormir, pero éstas 8 palabras no se me olvidarian ni con el alzheimer. Lo juro.
No me importaba Tobías. No me importaba que me tuviera que ir con él. No me importaba los más mínimo la reacción de este cuando se enterara del embarazo. No me importaba que me alejara de Nataniel, porque sabía que físicamente nos separaria pero había una cosa con la que no contaba, un bebé mejor dicho, que me unía a Nataniel.
Una pregunta hace tiempo que ronda por mi cabeza,
Para la cual no tengo respuesta,
Pero supongo que el tiempo me la dará.
Una de las canciones con preferencia en mi vida había dado en el clavo, pero la pregunta no era "¿qué pasará si él por fin me querrá?", sino era otra, era: ¿que mierda le pasaba a Tobías? ¿Que querría de mí? ¿Por qué me obligaba a ir con él? Bueno, no era sólo una, eran miles las preguntas que azotaban mi mente, aunque lo peor de todo era que no tenía respuesta para ninguna de ellas
----------------------------------------------------
Para las que se leyeron el anterior capítulo, se me borró por error. Éste es el que vale, contiene los dos capítulos: el anterior y éste.
Enserio me encanta tu libro, creo que me he enganchado a leerlo jejeje
ResponderEliminar(Soy Ana Esteban)
Gracias Ana, enserio. Dentro de nada subiré otro.
ResponderEliminarKisses